Estar en La Habana Vieja significa conocer a personas de buen sentido del humor y disfrutar de las más hermosas vistas panorámicas. Una mezcla de estilos arquitectónicos se hace eco del testimonio de diferentes épocas e influencias culturales (españoles, británicos, franceses, africanos, estadounidenses…). No en vano Fernando Ortiz la calificó como un gran ajiaco. Se baila rumba con la misma pasión de un vals, todo depende de la festividad.
En las calles habaneras siempre se encontrarán un gran número de transeúntes, sobre todo extranjeros, que no quieren perderse un exótico aire bohemio. Las plazas son de las principales atracciones. Si fuera a guiar su recorrido aconsejaría sitios emblemáticos del Casco histórico como las plazas de Armas, de San Francisco, la Vieja, la del Cristo y la de la Catedral. Unos van por las palomas, otros buscando las zonas más comerciales.
La oficina del historiador de la ciudad se encargada actualmente de la restauración que por más de cuarenta años estuvo abandonada. De ahí que hoy se exhiban remozadas iglesias, fortalezas y edificios históricos.
Exigentes gustos generalmente son saciados: la diversidad va desde restaurantes de todo tipo (paladares, restaurantes gourmet e internacionales) hasta librerías, museos y tiendas (ropa, artesanías, suvenires).
Si el interés del visitante está en socializar, su itinerario debe en algún momento coincidir con la calle Obispo. Si gusta del mar debe seguir el Paseo del Prado hasta llegar al Malecón habanero o sencillamente terminar en la Avenida del Puerto.
Uno de los paisajes más hermosos de La Habana se divisa desde la fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Las Ferias en este sitio son famosas por la afluencia de público y por la vista, da la sensación de “una Habana a los pies”. De paso, sería interesante visitar los castillos de los Tres Reyes Magos del Morro, el de la Real Fuerza, el de San Salvador de la Puntay el de Atares.
Uno de los edificios más notable es la catedral de La Habana, que atrae un numeroso público. Esto ocurre no solo por religión sino también por motivos culturales. Su estilo barroco, sus dos torres campanarios laterales, las esculturas, los trabajos de orfebreríade los altares, las reliquias y sagrarios son algunas razones recurrentes. En su interior se encuentran varias tumbas de personajes ilustres de la ciudad y de Cuba.
De los hoteles, aconsejamos conocer al Hotel Inglaterra y el Ambos Mundos(donde se hospedara Ernest Hemingway). Y como ya está muy cerca, tiene la justificación para tomarse un daiquirí en el Floriditao un Mojito en la Bodeguita del Medio.
Un recorrido por esta zona requiere de espíritu aventurero, unos zapatos cómodos, poco equipaje y un buen descanso. Si lo logra, encontrará la fórmula para, al día siguiente, sumar muchas más atracciones a su lista habanera. Compre el suvenir que más le guste y resguarde el recuerdo de esta ciudad de colores y alegría.
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